Katy Silva Barros, procesada por el asesinato de Samuel Luiz al grito de "maricón", ha declarado en el juicio. La Fiscalía pide para ella una pena de 25 años de prisión por un delito de asesinato con el agravante de discriminación por orientación sexual, que tan solo se contempla para ella y su pareja, Diego Montaña Marzoa.
Silva estaba involucrada en la pelea y, según los testigos, se movilizó para impedir que las amigas de Samuel le socorrieran y salvaran su vida, cuando estaba siendo víctima de una brutal "cacería humana", como se ha calificado en el juicio, con una lluvia de golpes y patadas.
Su abogado le ha preguntado entonces cómo ha sido su vida desde entonces, y ahora Katy se ha derrumbado en la sala: "Solo salgo de casa acompañada, no puedo más. Me llaman asesina. Hemos tenido que irnos de la ciudad", ha expresado. Posteriormente, cuando su abogado le ha preguntado qué ocurrió el día en el que se asesinó a Samuel, ha respondido: "Tienen razón, fue una cacería y una animalada".
Intenta descargar toda la responsabilidad en su pareja
Katy no se ha hablado en prácticamente todo el juicio con Diego, su pareja. Son los únicos a los que se impone el agravante de discriminación por orientación sexual, cuando presuntamente él comenzó a golpear a Samuel al grito de "maricón" al confundir una videollamada con una grabación de vídeo.
La joven no ha tenido miramientos en señalar a su pareja como la persona que inició y continuó la agresión en la que hubo multitud de participantes, presuntamente todos del mismo grupo. Katy ha dicho que ambos llevaban entonces tres meses de relación y que nunca le había visto actitudes violentas: "No era una persona agresiva, pero ese día si lo fue".
Además, ha señalado dos culpables, a su juicio, de lo ocurrido: su ex novio Diego (con el que dice que cortó la relación entonces) y Alejandro Freire, también inmerso en la causa. El primero por no haber dejado de pegar a Samuel y el segundo por agarrarlo por el cuello, inmovilizándolo para facilitar los golpes.
Una versión que también ha corroborado Alejandro Míguez, otro de los acusados, que entonces era muy amigo de Diego Montaña, pero que durante el juicio no ha dudado en descargar sobre él toda la responsabilidad: "Diego le pegaba a Samuel y Alejandro le agarraba el cuello", ha manifestado durante el juicio.
El abogado de Katy se ha cuestionado el motivo por el que su clienta está imputada cuando "lo único que hizo fue intentar parar la agresión", aunque las acusaciones contraponen por completo esa visión, ya que sostienen que "hizo todo lo posible para impedir que sus amigas le auxiliaran". Llegan incluso a más, puesto que afirman que azuzó a los acusados y le dijo a la amiga que se marchara.
Katy ha declarado que al presenciar la agresión se vio incapaz de actuar, "inmovilizada y llorando", cuando vio a un tumulto de personas persiguiendo al joven. De los otros acusados solo pudo ver a "Diego, a Alejandro Freire y a los dos menores agrediendo" y ha exculpado a Kaio Amaral y Alejandro Míguez.
"Una manada"
La fiscal del caso se ha mostrado contundente y ha pedido "sentido común" al tribunal encargado del caso, a la vez que ha mostrado vídeos e imágenes de lo ocurrido: "El mal está hecho y es irreparable. Ustedes, miembros del jurado, solo tienen que decidir el grado de responsabilidad de las personas que están en el banquillo", les ha lanzado.
"Aplicando el sentido común, van a emitir un veredicto ejemplar. Son preguntas sencillas que hay que responder: ¿Samuel fue atacado por un grupo de jóvenes? ¿Samuel estaba indefenso? ¿Samuel estaba solo? ¿Su muerte fue buscada, deliberada y consensuada por parte de los cinco acusados?", ha reclamado dirigiéndose a los miembros del tribunal.
El abogado de la acusación popular se ha dirigido a los procesados como miembros de "una manada" que agredió "a una persona indefensa solo para demostrar su superioridad ante el diferente" y la letrada de la familia de la víctima ha apelado al "dolor de unos padres que vieron a su hijo salir de casa y un día después estaba en el tanatorio".