Han pasado dos años, pero en los últimos días el caso de la supuesta violación en 'Gran Hermano' ha sido portada en numerosos portales digitales, trending topic en las redes sociales e incluso ha abierto los informativos de cadenas ajenas a Telecinco. La exclusiva ofrecida por El Confidencial con el vídeo del momento en que Carlota Prado ve por primera vez las imágenes del supuesto abuso ha puesto en boca de todos, una vez más, el mayor escándalo de nuestra televisión actual.
Mientras tanto, la productora de 'Gran Hermano' y Mediaset España guardan absoluto silencio y miles de personas abogan por llevar a cabo un boicot al programa, que emite ahora su séptima edición VIP. No obstante, las consecuencias de la publicación del vídeo no se han visto reflejadas en los datos de audiencia del programa, que en la emisión del mismo día en que se publicaban las imágenes logró alcanzar su tercer mejor dato de la temporada.
Los (pocos) aciertos
La gestión de 'Gran Hermano' durante y tras lo sucedido ha sido cuestionada de arriba abajo. No es para menos, pues el programa no detuvo la supuesta violación y, a pesar de expulsar al actor del presunto delito horas después de cometerlo, continuó con la producción del programa e intentó censurar lo sucedido. Una de las mayores críticas a las que se ha enfrentado el reality show ha sido la de haber grabado la reacción de Carlota al visionar las imágenes en las que su por aquel entonces novio mantenía relaciones sexuales no consentidas con ella. De hecho, así mismo titulaba El Confidencial su propia exclusiva.
No obstante, es este uno de los pocos aciertos que el programa tuvo gestionando aquel episodio, pues cabe recordar que Carlota decidió en un primer momento no denunciar los hechos y permanecer en el programa hasta que fuera expulsada por la audiencia. Su reacción conociendo lo que había sucedido la noche anterior, sin embargo, es una de las pruebas más evidentes de que la relación sexual no fue consentida hasta tal punto que ni la propia concursante recordaba lo que había sucedido tan solo unas horas antes.
Esperar varias semanas para tomar la decisión de poner una denuncia y continuar concursando en el programa no son, en ningún caso, motivos para desacreditar la versión de una supuesta víctima de violación. Aun así, cualquiera de nosotros puede apostar que, de no haber registrado en vídeo la reacción de Carlota tras lo sucedido, la defensa del acusado habría jugado con estos hechos para tratar de convencer al juez de que la joven no sufrió en ningún momento una agresión sexual.
A pesar de la decisión de Carlota de no denunciar, el programa sí se personó en la Guardia Civil para interponer una denuncia contra el supuesto agresor, entregando al mismo tiempo las pruebas audiovisuales que disponía de lo sucedido. Por desgracia, aquí se terminan los aciertos de 'Gran Hermano' gestionando su mayor escándalo. El resto de lo ocurrido deja mucho que desear y es una prueba más de que nuestra sociedad todavía no está preparada para reaccionar ante una circunstancia así ni para saber actuar con las víctimas de abusos.
Los errores
Se ha cuestionado abiertamente el hecho de que la productora no detuviese a José María cuando se disponía a mantener relaciones con Carlota, que yacía semiinconsciente en la cama después de haber ingerido alcohol. A pesar de que la 'Súper' que hacía guardia aquella noche intervino ligeramente a través de la megafonía de la casa para saber qué estaba sucediendo, el equipo de seguridad con el que cuenta el programa no entró en el plató ni paralizó las grabaciones. Y no lo hizo porque no recibió la orden para hacerlo, porque en su momento se dudó acerca de la voluntariedad de Carlota, porque no se supo reaccionar ante el hecho de contemplar cómo un chico intentaba mantener relaciones con su novia alcoholizada. Porque todavía no identificamos este hecho como una violación. Porque es su novio y porque la chica decidió voluntariamente beber. Y porque continuamos creyendo que este tipo de circunstancias son normales, pero no lo son.
La duda fue tal por parte de la dirección del reality, que ante la ligera sospecha de que las relaciones sí fueran consentidas, prevaleció el espíritu del programa y se decidió no intervenir para no alterar la convivencia natural de los concursantes. Y lo mismo ocurrió a la mañana siguiente, cuando se le mostraron a Carlota las imágenes de lo sucedido y se dejó que valorara ella sola si se había tratado de una agresión sexual o no. Y es que, de nuevo, ante la ligera sospecha de que las relaciones sí fueran consentidas, prevaleció una vez más el espíritu del programa y se decidió no acompañar a la joven en ese duro momento. Tan solo su reacción posterior, horrorizada, con un ataque de ansiedad y rogando que se retiraran las imágenes, logró que le equipo entrara en la casa y la asistiera con ayuda de una psicóloga.
La gestión de lo ocurrido fue nefasta y nos debería hacer reflexionar a todos acerca de este tipo de actos en los que la violencia se cuestiona en tantas ocasiones y en los que, finalmente, se revictimiza la víctima y se la deja desamparada intentando gestionar una de las vivencias más traumáticas que puede vivir una persona en su vida.
Ni qué decir tiene la gestión mediática del programa y de la cadena, que desde entonces guarda un silencio sepulcral con la excusa de respetar los procedimientos judiciales cuando, en realidad, hace suya la estrategia Rajoy de continuar como si nada hubiera ocurrido y dejando que la tormenta pase para que la audiencia olvide un escándalo que Carlota Prado jamás podrá desechar de su memoria.