Isabel Pantoja volvió esta semana a la televisión. Al menos por un día. La tonadillera concedió su primera y única entrevista tras salir de prisión en el programa de Antena 3, 'El Hormiguero', presentado por Pablo Motos y lo que ha venido después ha sido toda una avalancha de críticas y opiniones para todos los gustos. Una polémica acertadamente aprovechada por Telecinco, la cadena rival, que ha rentabilizado el follón como mejor sabe hacer.
Su reaparición, esperada por gran parte del público y la totalidad de los medios de comunicación, estaba en el aire hasta hace tan solo unas semanas. Mucho se había hablado sobre la forma en la que la artista iba a regresar al candelero. Aunque su relación con el grupo Mediaset no goza de la buena salud de la que disfrutaba con anterioridad, parecía que la cantante estaba destinada a marcarse un 'Deluxe' o, al menos, darse un paseo por Telecinco a cambio de una gran suma de dinero.
Sin embargo, para sorpresa de todos, la Pantoja prefirió plantarse en Antena 3, y gratis, para conceder su primera entrevista tras salir de aquel lugar, de cuyo nombre dice no querer acordarse, con la clara intención de propinarle "un bofetón" a la cadena rival. Y, para colmo, la conversación entre Motos y Pantoja no tuvo apenas alusión alguna a su pasado en prisión.
La reinserción: nuestra asignatura pendiente
Una de las críticas más reiteradas en las redes sociales ha girado en torno a la exultante reaparición de una exconvicta en un prime time de una televisión nacional en el que al presentador le faltó arrodillarse ante la visita de su invitada. No es necesario poner en duda la profesionalidad de Pablo Motos, pues como buen anfitrión intentó que la velada fuera lo más agradable posible para la Pantoja, pero su primera entrevista bien merecía ciertas preguntas que todos nos hacíamos.
Se habla de que Motos no sabe hacer "entrevistas incómodas". Quizá el germen de esta cuestión radica precisamente en el equivocado concepto de este tipo de entrevistas. No hace falta hacer daño con tus preguntas ni ser morboso. Tampoco es necesario ser un maleducado, ni siquiera convertirse en una mala copia de Ana Pastor, simplemente se trata de tener cierta picardía y algo de intuición. Se pueden hacer preguntas incómodas sin escocer al entrevistado, y mucho más en un espacio como 'El Hormiguero'.
No solo Isabel Pantoja desperdició la oportunidad de mostrarse humilde y pedir perdón, Pablo Motos tampoco supo aprovechar el momento para realizar una entrevista que hubiera pasado a la historia de la televisión en nuestro país. Claro que no debía de ser fácil, teniendo en cuenta que la escaleta del programa estaba pactada de principio a fin.
El caso es que una exreclusa pisó un plató de televisión y fue aplaudida, ensalzada, encomiada, adulada, elogiada, agasajada y glorificada. Es la Pantoja y está de regreso. ¿Dónde estaba la alfombra roja? Su aparición estelar ha escocido a muchos que aún se preguntan qué hacía allí una condenada por blanqueo de capitales.
La respuesta es bien sencilla: Isabel Pantoja ya ha pagado por lo que hizo. Su delito ha pasado a la historia después de que la artista haya cumplido con su condena de prisión y haya abonado más de un millón de euros de multa. Es de justicia reconocer el hecho de que es una de las pocas condenadas por el 'caso Malaya' que ha pagado la totalidad de la multa que le impuso la Audiencia de Málaga.
No solo eso, la Pantoja se vio obligada a entrar en prisión con una condena de dos años en la mano a pesar de no poseer antecedentes judiciales. ¿El motivo? La aplicación de una condena "ejemplar", o lo que es lo mismo: la artista entró en prisión por ser quien es, pues de tratarse de una persona anónima jamás hubiera pisado la cárcel de Alcalá de Guadaíra.
Siendo el objetivo principal de nuestro Sistema Penitenciario la reinserción social, Isabel Pantoja merece un trato absolutamente respetable por la parte de la ciudadanía, una ciudadanía que debería empezar a aprender a perdonar y a olvidar, o al menos fingir que lo hace. Resulta curiosa la avalancha de críticas en estas circunstancias por parte de un país que acepta la presencia política del exetarra Arnaldo Otegi.
Lo que sobró del discurso de Jorge Javier
Dejando a un lado la parte más oscura de la repercusión mediática de esta entrevista, resulta inevitable no pasar por alto la polémica trifulca entre Jorge Javier Vázquez e Isabel Pantoja. La artista hizo alusión en 'El Hormiguero' a su perrita Sisi, que le fue regalada por el presentador de Telecinco hace catorce años, y de la que la tonadillera aseguró "amarla, aunque venga de donde viene".
La pullita ha sido titular en numerosos medios de comunicación, que se hicieron eco de lo sucedido horas más tarde. Incluso el propio Jorge Javier se plantó frente a una cámara, al día siguiente, para esbozar durante diez minutos un acalorado discurso en el que el presentador dedicó a la tonadillera frases tan lapidarias como: "Prefiero estar en la mierda que a su lado".
El catalán, que se ha sentido especialmente herido por la que era su amiga Maribel, contestó a la artista haciendo alusión a su paso por prisión: "Yo vengo de trabajar y usted viene de la cárcel, del trullo, del talego". Sus palabras dejan en evidencia el desprecio que siente por una persona que ha pasado por prisión. ¿No hubiese sido más acertado ahorrarse juicios de valor y respetar el natural curso de la Justicia? Isabel Pantoja ha estado en la cárcel, sí. Por aprovecharse de la situación y blanquear sucio dinero robado, pero la cantante comienza ahora una nueva vida, alejada de sus errores del pasado, y es por ello por lo que resulta tan importante no echar por tierra nuestro Sistema Penitenciario y el derecho de los reclusos a una segunda oportunidad.
A pesar de todo, en cierto modo resulta entendible el enfado del presentador de Mediaset, pese a su tono desproporcionado. Al fin y al cabo, la artista se refirió a él con cierto desprecio y sin nombrarlo directamente, después de hacer, además, varias críticas a la prensa del corazón. Prensa de la que la tonadillera se ha beneficiado a lo largo de su extensa trayectoria profesional, pues no hay que olvidar que ella y, en especial, sus hijos llegan a fin de mes a golpe de exclusivas.
El lugar de cuyo nombre no quiere acordarse
No debe de ser fácil hablar de ello, pero está claro que su primera aparición en un medio de comunicación podría haber servido para hablar sin tapujos de un tema que, en ocasiones, nos parece un tabú. La cárcel no es una anécdota en la vida de un exrecluso, es mucho más que eso, por ello resultaba tan necesaria la posibilidad de hablar de su paso por prisión, de desmitificar la vida en la cárcel, de humanizar a la Pantoja.
Una artista como ella, con una trayectoria profesional que nadie puede negarle, no se puede permitir el lujo de aparecer en televisión tras lo sucedido y no dar explicaciones, más cuando fue condenada por un delito de blanqueo de capitales. Dicen que el verdadero blanqueo lo hizo el pasado 31 de enero en 'El Hormiguero', intentando lavar su imagen. Nada más lejos de la realidad, pues la artista cometió varias torpezas que sirvieron para todo lo contrario.
La Pantoja tuvo una oportunidad de oro para reconocer abiertamente que en un momento de su vida cometió un error, para pedir perdón por ello, y para recordarle a toda la ciudadanía que ya ha pagado por lo que hizo. Podría haber aprovechado para despojarse de esa imagen que proyecta tan "rara, siniestra, oscura, extraña", e incluso maquiavélica y altiva, y haber mostrado en directo una kafkiana metamorfosis convirtiéndose en un "maravilloso ser". Pero no lo hizo. Volvió a cometer los mismos errores de siempre, recordando, una vez más, que "sigue estando aquí".