El microbiólogo Jared Leadbeater aún no puede creer lo que ha sucedido. Tras un viaje de trabajo que ha durado varios meses, en su vuelta a la oficina se encontró aglo que no cuadraba: un compuesto de carbonato de manganeso de color crema (MnCO3) que recubría los objetos de cristal que había dejado en el fregadero. El compuesto, además, tenía una extraña tonalidad más oscura.
Después de un conato de cierta incredulidad, Leadbeater rápidamente se dio cuenta de lo que había sucedido: al carbonato de manganeso le habían quitado todos sus electrones.
Con ello, se había oxidado hasta convertirse en óxido de manganeso. Pero quedaba la duda: ¿Cuál era el origen de esa reacción? "Comencé a preguntarme si unos microbios buscados durante décadas por la ciencia podían ser los responsables, por lo que me propuse realizar pruebas hasta resolver el enigma", ha afirmado el microbiólogo para Sciencealert.
Ante la evidencia, Leadbeater y su equipo recubrieron más fracos con MnCO3 y esterilizaron algunos con vapor. Pero el compuesto de manganeso no se oscureció. Por tanto, el responsable debía ser algo que se destruyera con vapor caliente.
Los investigadores estudiaron lo que había en los frascos a través de los análisis de ARN, que desveló hasta 70 bacterias. Tras más pruebas, el equipo descartó la mayoría hasta quedarse con dos posibles culpables.
En concreto, eran bacterias Nitrospirae, que generalmente tienen forma de media luna y Betaproteobacterium, en forma de bastón. Se sabe que los familaires de ambas especies de bacterias viven en agua subterráneas.
"Aislamos beaproteobacterium de los óxidos alterados como colonias individuales... pero esta especie no oxida MnCO3 dolo. O Nitropirae es el único responsable de la exodiación de Mn (II) o la actividad es consorciada", ha asegurado el equipo responsable del estudio que acaba de ser publicado en la revista Nature.
La bacteria come los metales
Para averiguar qué bacterias habían sido responsables de la ingesta, los investigadores utilizaron manganeso marcado con carbono 13 en algunos de sus cultivos.
Efectivamente, la bacteria incorporó estos isótopos de carbono en sus cuerpos. Esto confirmó que las bacterias era autótrofas, es deicr, que pueden producir sus propios alimentos utlizando una fuente de energía y, en este caso, las bacterias estaban usando la energía de los electrones de manganeso para convertir el CO2 en carbono utilizable, como las plantas usan la luz solar para convertir el CO2 y el agua en azúcares y oxígeno durante la fotosíntesis.
El proceso, llamado quimiosíntesis, es la primera vez que se observa en bacterias, utilizando manganeso como fuente de combustible. Si bien es uno elemento común en la superficie del planeta, gran parte sobre el manganeso y su ciclo en la Tierra sigue siendo un misterio, incluida su extraña tendencia a obstruir tuberías de agua.