El sexo y la sexualidad son dos de las bases de la vida de cualquier ser humano. Y aunque los dos conceptos puedan parecerse bastante lo cierto es que son cosas muy diferentes. Lo explica a la perfección Pía Battaglia, psicóloga y sexóloga, en su nueva publicación, 'El libro de las afirmaciones sexontológicas'. En una entrevista que ha concedido al medio ABC, Battaglia ha explicado no solo sobre qué trata su nuevo libro, sino también la importancia de todo aquello que conforma la sexualidad humana. Un tema interesante y sobre el que no se realizan los suficientes estudios, quizás por pudor o por miedo a romper con los tabúes que nuestra sociedad tiene respecto al sexo.
Según la psicóloga, el mayor miedo que suele tener la gente con respecto al sexo es "no funcionar adecuadamente". "El problema actual es que hay muchas parejas en las que el deseo sexual ha mermado, que tienen hijos y la mujer asume el papel de madre y no de esposa, que pierden la comunicación y la vida sexual queda a un lado. No podemos olvidar que la sexualidad es la que diferencia a una pareja del resto de relaciones", explica, analizando así uno de los problemas que más tiende a preocupar a los matrimonios en todas partes del mundo: el sexo después de los hijos, y de los años.
Por su parte, recomienda que los matrimonios que se encuentren así traten de buscar tiempo para estar a solas. No hace falta organizar un gran viaje, "pueden optar por dar un paseo cogidos de la mano", señala. Pero las parejas tienden a estar cada vez más separadas con el paso de los años, a olvidar ese deseo sexual que sentían en un primer momento. "Hay que evaluar la situación actual y ver qué puede hacer que sea diferente para lograr momentos distintos y mejorar la relación", puntualiza. Ante la pregunta de si cree que hay demasiada presunción de buen sexo, Battaglia responde que "hay que saber distinguir entre el sexo y la sexualidad. El primero es carnal, genera el placer, el coito, la penetración... Sin embargo, la sexualidad va más allá, es un intercambio de energía, de miradas, de gestos...". Es precisamente esto último lo que falta: sexualidad en lugar de sexo.
La desaparición de la sexualidad
"El sexo es muy inmediato, pero la sexualidad lo incluye todo y nos puede activar esa armonía que tiene que ver con el placer, pero también con el trascender porque estoy dando lo mejor de mí, no solo carnal, sino lo afectivo", señala la autora. Aunque, para ella, hay un culpable bastante claro en la desaparición de esta sexualidad y la prevalencia del sexo, y es la pornografía.
"El problema es que cuando un grupo de adolescentes se mete en internet y pone por curiosidad una palabra como puede ser, por ejemplo, "porno" o "masturbación" y aparecen una serie de imágenes muy sórdidas de tríos o juguetes sexuales que pueden resultar hasta dañinos, esos niños y niñas de 13 años pensarán que esa forma de actuar que están observando en sus pantallas es lo natural, la norma. Tienen ante ellos una evidencia audiovisual que no es cierta y que muestra a mujeres espectaculares, perfectas, que realizan posturas forzadas, con juguetes a veces peligrosos...", explica de forma más detallada. La pornografia genera en aquellos que la consumen unas expectativas irreales del sexo, que son dañinas tanto para ellos como para sus futuras parejas.
La solución no es prohibir el acceso a internet o intentar restringir la pornografía, sino educar en la sexualidad desde que los niños son pequeños. Explicar, educar, mostrar aquello que pueda ser positivo para ellos e ir eliminando todos los tabúes respecto al cuerpo humano y al placer que el mismo puede llegar a provocar siempre y cuando se cuide. Porque todo el tema del acceso temprano y fácil a la pornografía provoca más problemas de los que pudiéramos imaginar. "Los jóvenes tienen menos relaciones sexuales que nuestros abuelos. Las nuevas tecnologías están influyendo mucho; la razón es que se ha modificado el concepto. Es cierto que antes había mucho tabú, pero las personas que se encontraban dentro de su casa con su pareja no tenían un aparato tecnológico que las separara, la televisión no estaba en el dormitorio, se metían juntos en la cama y había tiempo de reposo y conversación". Todo esto ha cambiado, y ahora los smartphones pueden llegar a ser un impedimento.
En 'El libro de las afirmaciones sexontológicas', Battaglia analiza todos estos temas de forma mucho más pormenorizada, ayudando a aquellos que se sienten perdidos en el terro de la sexuaidad a encontrarse a sí mismos.