Viktoria Sagalakov, una joven de 20 años, dejó a su pequeño bebé de once meses, Maxim, a cargo de sus padres porque se iba de viaje. Sin embargo, al regresar a la casa en Jakasia, Rusia, se encontró con los restos carbonizados de su pequeño en el horno, según informa Daily Mail.
"Los abuelos se habían emborrachado y mataron al bebé", informan desde un comunicado del comité de investigación encargado de la indagación sobre el macabro asesinato. La abuela de 42 años y el abuelo de 47, identificados por su apellido, Miyagashev, han sido arrestados y se ha comenzado la investigación por el "supuesto asesinato de un menor indefenso", según fuentes judiciales.
Los abuelos solían cuidar de su nieto
Una pariente y vecina de la familia, Natalia Sagatayeva, ha confirmado que los abuelos cuidaban asíduamente de su nieto cuando su madre no estaba. "No puedo creerlo", ha comentado a la prensa: "Todavía estoy en shock".
Otro vecino, Evgeniy Borgoyakov aclaró: "El abuelo volvió a casa y escuchamos como empujaba al bebé dentro de la estufa de leña. Eso fue todo." La causa de la muerte se encuentra en manos forenses, pero lo más probable es que el niño muriera incinerado.
Ante la tragedia, la madre de la víctima ha dejado un emotivo mensaje en sus redes sociales: "Descansa en paz mi querido hijo. Mi dolor no cesa ni un minuto. ¿Cómo voy a afrontar que ya no estás aquí conmigo? No puedo abrazarte. Solo tengo tus fotos". Si los abuelos son declarados culpables, se enfrentarían a la cadena perpetua.