La Sección Primera de la Audiencia de Navarra ha absuelto finalmente a un vecino de Pamplona de 35 años acusado de abusos sexuales. Aseguran que no ha quedado acreditado si la relación mantenida con la mujer en su casa no fue consentida.
La decisión de los jueces difiere de las peticiones de la Fiscalía, que llegó a reclamar una pena de prisión de seis años, una orden de alejamiento de la víctima de ocho y una indemnización de 6.000 euros por daños morales. El acusado permanecía en libertad provisional tras haber sido arrestado por la Policía Foral.
"No podemos afirmar que haya quedado plenamente acreditado que el acusado hubiera cometido los hechos que se le imputan, constitutivos del delito de abuso sexual", señala explícitamente el auto del juez.
Los hechos ocurrieron en mayo de 2016, cuando la joven se encontraba de fiesta en el centro de Pamplona. La sentencia destaca que consumió "diversas bebidas alcohólicas". Sobre las 4:30 de la madrugada entró sola a un bar, donde se mantuvo en compañía de unos jóvenes hasta que el acusado entró en contacto.
Fue entonces cuando ella manifestó que se encontraba mareada y que quería irse a su casa, momento en el que el acusado decidió ofrecer su ayuda y le propuso acudir a su propio domicilio.
La joven llegó a caer en varias ocasiones durante el camino, aunque el magistrado señala que la mayor parte del camino se realizó con normalidad. Para determinarlo, ha sido fundamental la investigación de las cámaras de seguridad de la zona.
El interior de la vivienda
Cuando ambos llegaron al domicilio del acusado, ella "expresó su deseo de tumbarse y descansar", momento en el que ella también señalo al hombre "que se metiera en la cama". Instantes después también entró ella.
Fue en ese momento, según la sentencia, cuando ambos mantuvieron una relación sexual, existiendo acceso carnal con penetración. Ese fue el motivo de la denuncia de la mujer, dos días después de los hecho, cuando acudió a una comisaría a denunciarlo.
La sentencia señala, textualmente, lo siguiente: "No ha quedado suficientemente acreditado que, una vez acostada en la cama, la referida señora se hubiere desvanecido y el acusado aprovechase esa situación para desnudarla y mantener la citada relación sexual sin su conocimiento ni consentimiento, ni que la misma, al percatarse de lo que sucedía, gritase varias veces al acusado para que se quitara, siguiendo éste realizando el acto sexual, perdiendo de nuevo la consciencia la mujer", tal y como relató.
A pesar de que el acusado ha sido finalmente absuelto, el tribunal también señala que la denunciante "se mantuvo siempre persistente en su relato" y niega "cualquier deseo o interés de perjudicar al denunciado", ya que le conoció en ese momento.
El acusado, mientras tanto, negó la relación sexual en un primer momento, aunque posteriormente la aceptó. Se escudó en las dificultades para comprender el español, un argumento que ha sido admitido por la Justicia.
La joven presentaba una alta tasa de alcohol que podría haber provocado una privación de sentido en el momento en el que se projueron las relaciones sexuales, pero finalmente la Justicia considera que no se puede probar este hecho.