Un hombre de 28 años conocido por el nombre de Pablo está siendo investigado por la presunta violación de una joven en un descampado de Gijón. La vista oral del juicio se está celebrando a puerta cerrada y la denunciante, de 51 años, ha tenido que declarar detrás de un biombo para evitar cualquier tipo de contacto visual con su presunto agresor.
Según la declaración de la mujer, conducía un coche de madrugada en dirección a su puesto de trabajo. Al parar en un semáfoto de la carretera Carbonera, en Contrueces, fue abordada por un individuo a punta de navaja.
En ese momento, el acusado abrió la puerta del lado del copiloto y la obligó a conducir unos tres kilómetros. Ya en un descampado, la violó en repetidas ocasiones. Por estos hechos, la Fiscalía solicita una pena de doce años de prisión por un delito continuado de agresión sexual. La defensa de la víctima lo eleva a catorce y medio años.
Por su parte, el acusado no niega la relación sexual y asegura que fue plenamente consentida por parte de la mujer. Además, destaca que ambos se conocían anteriormente por ser vecinos del barrio.
A pesar de esta nueva versión, el acusado reconoció en todo momento los hechos tal y como los ha relatado la víctima. Sin embargo, su defensa ha cambiado ahora la versión y asegura que todo estaba relacionado con un estado etílico.
"Si fuese víctima de una violación no habría venido al juicio en falda"
Una vez concluida la primera sesión de la vista oral, el abogado de la defensa, Fernando Ángel de la Fuente, ha cargado contra la denunciante: "Si la mujer fuese víctima de verdad no habría acudido en falda al juicio".
El letrado continuó afirmando: "la mujer dudó al contestar en la sala si había eyaculado o no dentro de ella y eso se sabe claramente", ha afirmado en unas polémicas declaraciones ante los medios.
El acusado ya fue absuelto por una causa similar, en este caso relacionada con una taxista. La jueza consideró por aquel entonces que no había pruebas suficientes para condenarle, aunque la reincidencia en este caso puede suponer un duro golpe para su defensa.
Aquel episodio sucedió en 2012. La taxista aseguró que su cliente le había practicado tocamientos durante una carrera en la que el detenido acudía a su casa.
