"¡Felicidades por su dimisión un millón!", leyó Esperanza Aguirre en su móvil un par de días atrás. Había ganado un coche por tal logro; al fin la suerte sonreía a la condesa más célebre de Madrid, ahora sumida en un mar de lágrimas, muchos dicen que de cocodrilo (¡qué malpensada es la gente!).
Bueno, es posible que Espe no haya llegado aún al millón de dimisiones, pero lo cierto es que la exministra, expresidenta de la Comunidad y, a partir de esta semana, exconcejala y exportavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid ha cogido el gusto al arte de dimitir. "¿Que nadie en mi partido piensa dimitir? ¡Pues yo lo hago por todos!", parece decir la otrora mujer fuerte del PP de la capital. Sin embargo, tras la dimisión ocurrida en 2012 y la del pasado año, parece que este "punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos".
Y ahora, ¿qué narices hará con su vida una mujer que llevaba 36 años en la política? Y, sobre todo, ¿qué haremos los madrileños (y los españoles, me atrevería a decir) sin una de las protagonistas de la política española de este siglo, creadora de las "mamandurrias"? A la primera pregunta queremos responder en Los Replicantes, jugando a echarle imaginación al futuro de Esperanza Aguirre (puesto que poco podemos intuir de otro modo de una persona que sólo tiene 3 años de carrera profesional fuera de la política):
1 Doble de escenas de acción
¿No hay en España ninguna actriz rubia de sesenta años que necesite una doble para las escenas de acción? Si es así, seguro que Esperanza Aguirre es la mujer. Y es que lo más seguro es que ninguna doble de acción en España tiene el historial que tiene Esperanza Aguirre escapando de situaciones de verdadero peligro: Salió ilesa de un accidente de helicóptero en Móstoles con Rajoy, sobrevivió a un atentado terrorista en Bombay ("salí descalza pisando charcos de sangre", llegó a decir), y tampoco pudo con ella un accidente de coche que sufrió en 2011 de camino a una corrida de toros con su marido.
No la llamen Esperanza: Llámenla Tomb Raider. O Xena, la condesa guerrera.
2 Detective privado
Si algo nos ha quedado claro los últimos años es que Esperanza Aguirre es experta en encontrar delincuentes: llenó las instituciones de ellos e incluso sus manos derecha e izquierda (Granados e Igancio González) se han mudado temporalmente a Soto del Real. Se adelantó incluso a la policía descubriendo corruptos o, como poco, corruptibles.
Muchos dirán que, en vez de luchar contra estos delincuentes, más bien los protegió. Pero denle una oportunidad a Esperanza: Denle la oportunidad de usar su superpoder para hacer el bien, al más puro estilo Catwoman.
3 Piloto de Fórmula 1 o personaje del GTA
Es cierto que todo el PP podría reconvertirse en escudería de Fórmula 1 (si la famiglia decide dejar el negocio), con personajes como Carromero o Miguel Ángel Rodríguez a los mandos de un bólido.
Aunque vieron cómo acabaron todos, quizá lo más conveniente (y rentable) es que protagonicen la nueva entrega del Grand Theft Auto: Asesinatos, alcohol, accidentes, crimen... GTA VI, Génova City. Y, conociendo el gusto de la marca de Rockstar de poner a mujeres rubias en las portadas de sus videojuegos, está claro que Esperanza Aguirre, la mujer que se dio a la fuga de unos agentes de movilidad tirando la moto de uno de ellos en tal escapada, sería la protagonista. Straight Outta Malasaña.
4 Colaboradora de 'Sálvame'
Pocas mujeres ha habido capaces de competir a Belén Esteban el título de Princesa del Pueblo. Y una de ellas fue Esperanza Aguirre, quien, vestida de chulapa, levantaba los vítores de mujeres de mediana edad por las calles de Madrid. Porque hubo un momento en que una cohorte de personas (en su mayoría mujeres que sobrepasaban los 50 años, como ocurre con la audiencia del programa de Telecinco) seguían a la expresidenta de la Comunidad de Madrid allá donde iba. Hubo un momento en que los aplausos que escuchaba Aguirre no eran aquellos preparados de antemano que duraban cinco minutos que le dedicaban sus subalternos en el PP. Hubo un momento en que Esperanza Aguirre era la político que más audiencia daba a las cadenas de televisión. Luego llegó Pablo Iglesias y, oh, pobre Esperanza, todo cambió. Pero aún podemos disfrutar de un par de bises más de Aguirre en forma de tertuliana de 'Sálvame'. "¡Yo por Nacho González ma-to!", le faltó decir para defender a la causa de sus lágrimas estos días atrás, quien fue su hombre de confianza y que hoy comparte celda con su hermano.
5 Tonadillera
No en pocas ocasiones nos ha mostrado Esperanza Aguirre su gusto por cantar. Por desgracia, Dios no le obsequió con el don de una voz prodigiosa. Ni cantando chotis (incluso en inglés), el himno de España o incluso el cumpleaños feliz conseguía entonar Aguirre una sola nota. Perfecto para triunfar en la radiofórmula española, en donde quizá como tonadillera aún no tenga una gran cota de mercado pero donde podría dar el salto de la mano de un dueto con otra rubia explosiva que en los últimos años ha ido decayendo: Leticia Sabater.
6 Humorista
Y si de duetos va la cosa, el que formó durante un tiempo (que acabó con aquel punto álgido en 'laSexta Noche' y la mítica frase de "Pablo, repite conmigo...") con Pablo Iglesias será siempre recordado como el dúo humorístico de los millenials. Bien es cierto que es triste que tras Tip y Coll, Martes y Trece o Cruz y Raya, te toque este dúo cómico como el más paradigmático de tu generación, pero, piénsalo: podrías haber vivido en la época de Bertín Osborne y Arévalo.
Pero Esperanza no necesita de nadie para completar un show cómico: Para el recuerdo, monólogos como el de 'Yo destapé la trama Gürtel' o 'Los Soviets de Madrid'.
7 Profesora de historia
Como ya explicamos, Esperanza Aguirre tiene un vastísimo conocimiento de historia, sobre todo de historia de España. De hecho, se podría decir que es la mayor referencia en España sobre el Islam y Al-Ándalus, por lo que la exministra de Educación perfectamente podría tomar las aulas tras dejar la política, aunque aún mantenga diferencias en algunos datos -como la creación de España- con intelectuales de la talla de Mariano Rajoy. La flor y nata de la cultura española.