En la investigación del intento de asesinato de Donald Trump el pasado 13 de julio han emergido graves fallos de seguridad que permitieron a Thomas Matthew Crooks disparar a la cabeza del expresidente, errando el tiro por apenas unos milímetros, a pesar de que su seguridad estaba reforzada por una reciente amenaza de Irán.
Varios testigos interrogados por la policía judicial revelaron que vieron a Crooks, de 20 años, encaramado sobre el tejado del edificio que estaba a unos 150 metros del atril en el que iba a hablar Trump.
Atentado contra Donald Trump en Pennsylvania. pic.twitter.com/i26SbdKXl0
— Darvinson Rojas Sánchez (@DarvinsonRojas) July 13, 2024
Los testigos advirtieron a un agente de policía y hasta grabaron vídeos. Este martes, se supo que la inteligencia de EE.UU. recibió pistas de que el régimen iraní tenía un complot para matar a Trump, pero no hay constancia de que el asesino del sábado tuviera relación con este plan. El Servicio Secreto estaba al tanto y en teoría había reforzado la seguridad en la escolta del presidente.
Servicio secreto
El Servicio Secreto, que se encarga de la seguridad del expresidente, dejó el edificio al que Crooks se encaramó fuera del perímetro de seguridad, y lo había identificado como un posible riesgo. Aun así, era accesible fuera del perímetro del mitin, y por tanto no estaba bajo vigilancia constante.
El portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, dijo este martes que los agentes que escoltaban al presidente se coordinaron con la policía local de Butler, Pensilvania, donde tuvo lugar el mitin. Cerca de la tarima donde hablaba el expresidente había francotiradores, uno de los cuales mató a Crooks después de que disparara.
El Servicio Secreto dejó que ese edificio fuera custodiado por la policía local debido a que el techo estaba inclinado, lo que dificultaba que alguien pudiera acceder o posicionarse para disparar a Trump. Crooks subió con un rifle AR15 y fue visto por asistentes al mitin. Un policía local se subió a ese mismo techo, vio al asesino armado y este le apuntó con su rifle.
El agente se dejó caer para ponerse a salvo. Crooks entonces disparó hacia Trump, hiriéndolo en la oreja, matando a un asistente y dejando a dos heridos graves.
Francotiradores del Servicio Secreto mataron en ese momento a Crooks. Antes, la policía local vio a Crooks merodeando por el edificio, caminando de un lado a otro con un fardo, y avisaron por radio a un puesto de mando del Servicio Secreto para alertarles. El lunes, la policía accedió al móvil de Crooks, aunque no ha anunciado ningún hallazgo sobre sus posibles motivaciones. El arma era de su padre, y horas antes del mitin compró munición.
El portavoz del Servicio Secreto, Guglielmi, confirmó que recientemente se "añadieron recursos y capacidades de protección al equipo de seguridad del expresidente". Realizar mitines al aire libre conlleva más riesgos que en recintos cerrados con acceso controlado. Irán había prometido vengarse por la muerte del comandante Qasem Soleimani en enero de 2020, en un ataque ordenado por Trump.
En agosto de 2022, el Departamento de Justicia anunció cargos contra un mando iraní por intentar asesinar a John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Trump. Mike Pompeo, exsecretario de Estado, también fue objetivo del complot iraní.
