'Gran Hermano' estrenó hace tan solo unas semanas su decimoctava edición. Una edición que ha generado mucha expectación, pues durante sus promociones parecía que integraría numerosas novedades en la mecánica del concurso que, después de diecisiete años, podría haber reenganchado a la audiencia. Además, se trata de la segunda temporada presentada por Jorge Javier Vázquez, lo que podría haber desembocado en una definitiva consolidación de la nueva era del formato.
Sin embargo, sus resultados no están siendo los esperados. Si bien es cierto que durante las primera semanas al programa le cuesta bastante arrancar, lo cierto es que parece que la expectación generada durante los meses anteriores al estreno se ha desplomado con la presentación de la edición.
Su última gala registró poco más de un millón y medio de espectadores, y un 15,7% de share, mientras que el debate emitido el pasado domingo 1 de octubre obtuvo su mínimo histórico marcando un 8,2%. Además, los resúmenes en formato 'Última hora' que Telecinco emite durante su access prime time tampoco están mejorando los resultados de la parrilla: el último emitido consiguió un 6,1%. Pero, ¿qué está pasando para que 'Gran Hermano' no consiga remontar en su decimoctava edición? Analizamos algunos de los posibles motivos.
1 El desgaste natural del formato
Sin duda después de diecisiete años casi sin descanso, es inevitable que el formato haya sufrido un desgaste evidente. Es muy complicado presentar el mismo producto cada año reenganchando continuamente a la audiencia. Durante muchas ediciones lo consiguió: cabe descatacar la edición 12+1, en la que el programa obtuvo grandes resultados, no solo de audiencia, sino también de crítica.
No obstante, al formato le ha costado cada vez más convencer al público. Son varias las circunstancias que han podido llevar a 'Gran Hermano' a marcar mínimos de audiencia y que hoy analizamos en este artículo, pero la sobreexplotación del formato es una de las más importantes. Al evidente desgaste hay que sumarle que Telecinco recuperó la edición VIP del formato hace unos tres años, y que desde entonces se emiten prácticamente seis meses de programa de forma continuada.
2 La ausencia de novedades en la mecánica
A pesar de haber logrado reinventarse una y otra vez, 'Gran Hermano' vive ahora uno de sus peores momentos. En este sentido, el programa no ha logrado dar un verdadero golpe de efecto (como hacía en años anteriores) con una mecánica renovada. La falta de originalidad en las pruebas semanales de los concursantes, en la forma de nominar o en el transcurso del concurso han aburrido a gran parte de la audiencia.
Este año el programa prometía romper con el concepto 'Gran Hermano' y liderar una verdadera "revolución". Sin embargo, no han logrado el efecto deseado. Meter a 100 personas en la casa durante los dos primeros días de concurso no ha sido suficiente para enamorar a la audiencia. Ni si quiera cambiar los papeles entre público y concursantes a la hora de nominar y expulsar. El resultado no ha convencido y los verdaderos fans del programa sueñan con una renovación total de la mecánica.
3 ¿Vuelta a los orígenes?
O no. Un regreso a los orígenes quizá podría terminar de reconquistar a los indecisos. Es posible que sea esa la revolución que 'Gran Hermano' necesita. De hecho, el programa prometía una vuelta a los orígenes semanas antes de comenzar la presente edición. Una promesa que se ha quedado en eso, en promesa, y que ha desencantado a gran parte del público, que desea un formato con más aislamiento, más convivencia y menos cambios improvisados en la mecánica que desenganchan al público.
4 Decisiones improvisadas
Un ejemplo de ello lo representan Miriam y Hugo que, en la presente edición, fueron "condenados" a jugar en pareja sin conocerse de nada, de manera que nominarían juntos y, en caso de ser expulsados, también saldrían a la vez. Un juego que alimenta las tramas generadas entre ambos concursantes y que cambia las reglas del juego, sobre todo teniendo en cuenta que, en este caso, Miriam y Hugo no se llevan del todo bien.
Sin embargo, y para sorpresa de los espectadores, tan solo dos semanas después de comenzar el concurso el programa decidió separarlos y hacer que ambos concursantes jueguen por separado. Una decisión improvisada e inesperada que parece haber sido tomada por sorpresa después de comprobar que el juego no estaba funcionando como esperaban.
5 El casting no logra conectar con la audiencia
Es uno de los problemas más reiterados en las últimas ediciones. El casting no engancha, no convence y no conquista a la audiencia. Perfiles resabiados y repetitivos que parecen funcionar para generar las mismas tramas de siempre, pero que no logran conectar con un público que espera encontrar en ellos la ingenuidad, la inocencia y la naturalidad que se espera de los concursantes de 'Gran Hermano'.
Si bien es cierto que en esta última edición el casting parece algo más variado, las tramas que se están desarrollando en la casa o el lenguaje y la forma de convivir de los participantes recuerda a la misma fórmula de siempre. Lejos han quedado concursantes tan carismáticos como Fresita o, más recientemente, Paula, que logró enamorar a gran parte de la audiencia con su historia de desamor en directo.
6 La eliminación del canal 24 horas
Fue, por ejemplo, la historia de Paula una de las últimas que nos tuvo a todos los espectadores de 'Gran Hermano' pegados al canal 24 horas para ver cómo lograba sobrellevar la entrada de la exnovia de su chico en la casa, o la ruptura inesperada con este en pleno fin de semana. Un auténtico culebrón que los seguidores del formato pudimos vivir minuto a minuto en directo.
La eliminación del canal 24 horas ha sido una de las decisiones más desacertadas por parte del programa o de la cadena. Se presupone que dicha decisión nace de la necesidad de guardar las imágenes y los vídeos más interesantes para las emisiones de las galas en directo, y evitar así que se filtren los nuevos acontecimientos protagonizados por los concursantes.
Sin embargo era este canal uno de los principales eslabones que hacía a la audiencia engancharse al programa, enamorarse de su concursante favorito o detestar al participante más odiado. En cualquier caso, ingredientes necesarios para cualquier tipo de reality. Es cierto que, por razones obvias, 'Supervivientes' no cuenta con un canal de este tipo y que funciona a la perfección, pero hay que tener en cuenta, a su vez, que el formato es completamente diferente y que tiene necesidades distintas.
7 La sobreexplotación en la parrilla
En las últimas ediciones hasta tres prime times de cuatro horas se emitían en Telecinco. La sobreexplotación del formato es evidente. Tanto es así que el programa se veía en la obligación de repetir parte del contenido una y otra vez. Una fórmula que parece bastante rentable para la cadena en cuestiones económicas, pero que olvida al espectador por completo, que no necesita ver tantas galas de 'Gran Hermano' a la semana.
Teniendo en cuenta cómo ha evolucionado tanto la televisión como el espectador en los últimos años, quizá la fórmula perfecta sería la emisión de una gala semanal de unas dos horas, un debate semanal de una hora y media en el late night (recobrando así el gamberrismo necesario para una formato de estas características) y recuperar el resumen diario de unos veinte minutos en la sobremesa de Telecinco.
8 La excesiva duración de las galas
Y es que el prime time se ha alargado de tal manera que las galas de cuatro horas en directo se han hecho insostenibles en 'Gran Hermano'. No hay tanto contenido, ni tampoco tanto interés por parte del espectador de que la gala dure cuanto más, mejor. Una gala más reducida facilitaría que la dinámica del programa en directo fluyese mucho más y se hiciera todavía más interesante.
9 La ausencia de Mercedes Milá
En televisión pocos presentadores resultan imprescindibles. Muchos formatos han sobrevivido sin los conductores originales y han logrado reinventarse constantemente. Pero parece que 'Gran Hermano' no lo está consiguiendo. Para muchos espectadores Mercedes Milá es una figura imprescindible e insustituible en el formato.