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6 poemas para recordar a Rosalía de Castro

En el Día Mundial de la Poesía recordamos los versos de una de las escritoras más famosas del siglo XIX.

6 poemas para recordar a Rosalía de Castro

Figura indispensable en la literatura femenina, Rosalía de Castro es una de las grandes de la España del siglo XIX. Junto a Concepción Arenal o Emilia Pardo Bazán, sus letras atemporales muestran en muchas ocasiones un claro golpe de realidad. Ella ha hecho historia y hoy, en el Día Mundial de la Poesía, queremos recordarla con algunos de sus versos:

1 'Una vez tuve un clavo'

Algunas de sus obras fueron escritas en gallego y, posteriormente, traducidas al castellano. Una mujer que se enfrenta a arrancarse de cuajo el clavo que hay en su corazón, sin darse cuenta de que siempre tendrá uno presente: la soledad.

Pero... ¿quién pensara?... Después

ya no sentí más tormentos

ni supe qué era dolor;

supe sólo que no sé qué me faltaba en donde el clavo faltó,

y tal vez... tal vez tuve soledades

de aquella pena... ¡Buen Dios!

Este barro mortal que envuelve el espíritu,

¡quién lo entenderá, Señor!...

2 'Negra sombra'

Las especulaciones acerca de la temática de este poema son muy variadas, pero la que más se repite es la teoría de que la sombra negra hace referencia a algo indeterminado que nunca nos abandonará, ¿quizás nuestra conciencia?

Si cantan, tú eres quien cantas,

si lloran, tú eres quien llora,

y eres murmullo del río

y eres la noche y la aurora.

En todo estás y eres todo,

para mí en mí misma moras,

nunca me abandonarás,

sombra que siempre me asombras.

Estatua de Rosalía de Castro en la localidad gallega de Padrón
"Estatua de Rosalía de Castro en la localidad gallega de Padrón"

3 'Hojas marchitas'

El dolor, las ganas de dejar de luchar, sus lágrimas y el paso del tiempo quedan plasmados en estas duras líneas:

Otras rosas después y otros jardines

con lirios blancos en su tallo erguidos

he visto florecer;

más ya cansados de llorar mis ojos,

en vez de llanto en ellos,

derramaron gotas de amarga hiel.

4 'Dicen que no hablan las plantas'

La admiración de la belleza natural en contraposición al paso del tiempo. La eternidad del diálogo entre la autora y la naturaleza:

Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,

Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,

Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,

De mí murmuran y exclaman:

—Ahí va la loca soñando

Con la eterna primavera de la vida y de los campos,

Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,

Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

Una de las grandes referencias del siglo XIX
"Una de las grandes referencias del siglo XIX"

5 Las campanas

Al contrario que en el resto de su obra, que muestra una visión normalmente pesimista, en esta ocasión nos encontramos ante unos versos de aliento. El impacto de las cosas más simples de la naturaleza se plasma a continuación:

Como los pájaros, ellas,

tan pronto asoma en los cielos

el primer rayo del alba,

le saludan con sus ecos.

Y en sus notas, que van prolongándose

por los llanos y los cerros,

hay algo de candoroso,

de apacible y de halagüeño.

6 Un recuerdo

Un poema con el que aviva la nostalgia de echar de menos a alguien, los buenos recuerdos del pasado aún siguen presentes en su cabeza. Un poema con mucho sentimiento:

Calló la voz de melodía tanta

y la dicha durmió;

y al nuevo resplandor que se levanta

lo pasado murió.

Hoy sólo el llanto a mis dolores queda,

sueños de amor de corazón, dormid:

¡Dicha sin fin que a mi existir se niegan

gloria y placer y venturanza huid!

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