Más de 23.000 personas han llegado a España en pateras y cayucos en lo que va de año, una cifra sin precedentes, especialmente en la ruta hacia Canarias, que supera las 18.000.
Sin embargo, hasta finales de mayo, 154 mujeres, 50 niñas y niños, y otros 4.850 hombres y jóvenes no lograron llegar, sumando un total de 5.054 víctimas mortales en las rutas marítimas irregulares hacia la frontera sur española, según el Observatorio de Derechos Humanos del Colectivo Caminando Fronteras.
De acuerdo con este observatorio, 47 embarcaciones "han desaparecido con todas las personas a bordo".
En los primeros cinco meses de 2024, las cifras recopiladas por esta asociación, que recibe llamadas de alerta de familiares o de los propios náufragos desde las pateras en dificultades, son las más altas en los más de 20 años que llevan monitoreando las violaciones de derechos humanos en la frontera sur española.
Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras, atribuye esta tragedia a "los acuerdos bilaterales de España con otros países fronterizos que ponen el foco en evitar las salidas, pero no en protocolos para garantizar el derecho a la vida de las personas en el mar".
Maleno denuncia la "falta de medios de búsqueda y rescate cuando se alerta de embarcaciones desaparecidas", señalando casos como el de una embarcación con cadáveres momificados hallada en el Caribe hace poco más de un mes, o el último naufragio documentado. "No podemos dejar morir a la gente en el mar en nombre del control migratorio", afirma.
Canarias: la ruta más mortífera
"La ruta atlántica sigue siendo la más mortífera. El año pasado, muchos huyeron de Senegal debido a conflictos políticos y sociales, pero en este inicio de año, la mayoría de los migrantes proceden de Mauritania, principalmente del Sahel", explica Maleno.
Subraya que esta ruta es extremadamente peligrosa debido a las políticas de disuasión. A pesar de los riesgos, incluso durante los peores meses de invierno, la ruta hacia Canarias ha permanecido activa, ya que las personas huyen de conflictos bélicos, impactos del extractivismo y cambio climático. Maleno enfatiza la responsabilidad de los Estados en la activación de medios de búsqueda y rescate, ya que "nadie debería morir cruzando fronteras".
Después de Canarias, la ruta Argelina hacia Almería o la Comunidad Valenciana ha registrado 246 víctimas mortales, mientras que en el Estrecho, desde el norte de Marruecos, 24 personas murieron en los primeros cinco meses del año intentando entrar a nado a Ceuta, y otras 47 en la ruta del Mar de Alborán.
Según los datos recopilados diariamente por esta asociación, hablar mucho de las llegadas alimenta "el discurso racista y el despliegue de la extrema derecha". La organización ha constatado un "descenso importante en las salidas desde Senegal y Gambia", advirtiendo que cuando "se habla mucho de las llegadas, se alimenta el discurso racista en Europa y el despliegue de la extrema derecha".
Maleno destaca que, aunque los Estados europeos no están contabilizando las víctimas ni interesados en evitar estas muertes, en Mauritania y Mali hay autoridades que se movilizan para encontrar a las víctimas y dar información a sus familiares, mostrando listas buscadas por sus familias. Maleno concluye que estas 5.000 víctimas han tenido un "impacto devastador en sus sociedades de origen".
