Es algo que vemos en las noticias cada días, son comentarios que leemos en redes sociales y que se pueden escuchar en cualquier casa española, o en cualquier barra del bar. Cuando aparece un nuevo caso de violación, no falta el que se pregunte en voz alta la ropa que la mujer llevaba puesta, si había bebido antes, o si ella dio pie al "coquetear" con el violador. Siempre hay alguien dispuesto a preguntarse, como sucedió en el caso de los violadores de 'La Manada', si no había sido consentido pero luego ella se había arrepentido, y había decidido denunciar para resarcirse. La cultura de la violación no es algo que nos quede lejos, sino todo lo contrario. Aún así, siempre resulta chocante que haya estudios oficiales del Gobierno que lo corroboren.
La última encuesta sobre la percepción social de la violencia sexual, realizada por la Delegación para el Gobierno de la Violencia de Género, ha aportado datos sobre la sociedad española que deberían alarmarnos. Ante la afirmación de que el alcohol es a menudo la causa de que un hombre viole a una mujer, el 50% de los hombres y el 45,6% de las mujeres se ha mostrado de acuerdo en un grado u otro. Este hecho es especialmente peligroso si tenemos en cuenta que afirmar que el alcohol es el culpable implica eximir de esa culpable al violador, dándole una excusa ante el delito.
Un 43,7% de los encuestados afirma que si la mujer no tiene intención de mantener relaciones sexuales no debería coquetear con el hombre; en este punto, habría que analizar algo importante: ¿qué entiende cada persona por coquetear? Hay que señalizar que hay hombres que a coquetear lo llaman, por ejemplo, sonreír o sencillamente saludar, cuando estamos hablando de gestos de educación básica. Un 13,7% cree que la víctima podría tener la culpa por ser "tan poco precavida como para andar sola de noche por callejones oscuros", mientras que el 17,6% cree que podría ser culpa de la mujer por vestir de forma "provocativa".
No son las únicas preguntas que se han hecho. Hablando de la violencia social contra la mujer, hay un 16% de personas encuestadas que cree que si la mujer es violada mientras está borracha, la culpa es de la mujer (no del alcohol; en ese caso hablamos de un porcentaje mucho mayor, como hemos señalado arriba). Por si esto fuera poco, un 22,5% daría menos credibilidad a una mujer que hubiera mantenido relaciones sexuales con muchas personas, culpándola directamente a ella por lo sucedido.
Se ha encuestado a un total de dos mil quinientas personas, de ambos sexos, y siempre mayores de dieciséis años. Los resultados obtenidos nos hablan de una sociedad que necesita aún mucha concienciación sobre la violencia machista, y que continúa dudando de la palabra de la mujer ante cualquier denuncia de este tipo. Un 34% de los hombres ha afirmado que las mujeres exageran la violencia machista y, desgraciadamente, un 22,5% de las mujeres ha señalado otro tanto de lo mismo.
La sociedad española necesita concienciación
Teniendo ya los datos de este estudio sobre la mesa, es innegable que los españoles necesitan una mayor concienciación sobre lo que es la violencia machista, cómo esta se refleja en la sociedad y las consecuencias que tiene. El 50% que ha afirmado que el alcohol tiene, en parte, cierta responsabilidad ante una violación, lo que está negando es que el culpable total y absoluto de la violación es el hombre que la perpetra. Por mucho que un hombre o una mujer haya bebido, la culpa siempre será del violador porque es el que ha realizado el acto. Es incluso más grave quien afirma que la culpa es de ella por beber porque, de esta forma, se está coartando la libertad de las mujeres de salir de fiesta y hacer lo que les dé la gana sin miedo ninguno, un derecho que los hombres sí que tienen.
Machismo es precisamente esto, que las mujeres deban salir con miedo a la calle, se las enseñe a ser precavidas y evitar violaciones, mientras que nadie le explica a los hombres que no deben violar, y que si una mujer no está en condiciones de dar su consentimiento (sea por un motivo o por otro) todo lo que suceda es una violación.
Culpar a la víctima por la ropa que llevaba puesta, por el alcohol que había ingerido, o por lo tarde que andara sola por la calle, es una forma de seguir perpretando esta cultura de la violación en la que aún vivimos. Es, de nuevo, caer en el mismo error de siempre: creer que las mujeres son responsables, directa o indirectamente, de las acciones de los hombres. Y es creer que los hombres no pueden controlar sus impulsos sexuales, cuando esto es totalmente erróneo; son seres humanos y racionales, no animales en celo, con lo cual son perfectamente capaces de comprender un 'no' como respuesta. Continuar con una relación sexual después de un 'no' es una violación, y responde más a un intento de demostrar poder que a un impulso sexual real. Es violencia, no sexo, porque el sexo siempre debe ser consentido, buscado y disfrutado.
Los encargados del estudio han señalado que "es necesario continuar educando y sensibilizando a la ciudadanía para evitar que se juzgue a la víctima y se exonere al agresor, y se debe realizar informando sobre la violencia sexual y su prevención". Tanto en los centros educativos como en las familias, las instuticiones públicas y, sin lugar a duda, los medios de comunicación.