La pasta es un conjunto de alimentos que se preparan con una masa cuyo ingrediente principal es la harina, que se mezcla con agua y a la que se le puede añadir sal, huevo, u otros ingredientes. No obstante, también se les puede añadir huevo, verduras, suplementos de proteínas, de vitaminas o de minerales.
Es un alimento que enamora a todo el mundo, muy socorrido y agradecido, ya que se cocina fácilmente y satisface hasta al más exquisito paladar. A pesar de que es un alimento consumido alrededor de todo el mundo, la diferencia entre España y otros lugares, como Italia, donde la pasta es el plato por excelencia, es abrumadora.
Hoy te explicamos los cinco errores que solemos cometer al cocinar la pasta (¡quizá por eso no nos sale como en Italia!):
1 No hay que tirar el agua con el que cocinamos la pasta
El agua con el que cocemos los spaguetti, macarrones, ravioli o cualquier otro tipo de pasta acaba conteniendo almidón que la pasta ha ido soltando durante el cocinado. Nosotros tendemos a escurrirlo y echarla por el fregadero, pero este agua puede reservarse y aprovecharse para utilizarla en la salsa con la que tomaremos el plato. Tomate, carbonara o simplemente aceite: pasamos nuestra pasta por una sartén a fuego lento junto a la salsa elegida y echamos un poco del agua que hemos guardado, provocando así que nuestro plato mejore notablemente. La salsa ganará cremosidad, y tendremos que dejarla en la sartén hasta que vaya espesándose.
2 Pasta al dente
En España solemos cocinar la pasta más blanda, mientras que en Italia se hace al dente, lo que quiere decir que no está demasiado blanda ni demasiado cruda, sino en su punto justo. Para conseguirlo, tenemos que remover la pasta continuamente y probarla de vez en cuando. Si tras cocinarla vamos a pasarla por la sartén para mezclarla con salsa, tendremos que tener en cuenta que se cocinará más, por lo que deberíamos sacar la pasta más dura de lo habitual.
Además, este alimento suele contener una indicación en el paquete: no hay que hacerla caso. Si mantiene que la cocinemos durante 14 minutos, debemos hacerlo en 10-12 e ir ajustándolo.
3 Sal por doquier
La sal es fundamental a la hora de preparar un plato de pasta: el agua de la cocción tiene que estar tan salada como el agua del mar. En una olla grande deberíamos añadir dos o tres puñados y, mientras estemos preparando la salsa una pizca más a la misma.
La sal en el agua le dará sabor a la pasta, y las salsas suelen ser dulces, por lo que puede perder ese sabor que le habremos dado mientras la cocíamos. No obstante, si no puedes consumir sal en exceso por temas de salud no hace falta que tu pasta sea 100% italiana, podrás sustituirla con toques de pimienta y otras especias picantes.
4 La carbonara, sin nata
La carbonara es una de las salsas más populares y favoritas de todo el mundo, aunque en España tenemos una costumbre que asusta a los italianos: le ponemos nata. Y, aunque quede rica, no podemos llamarla carbonara.
La carbonara real se cocina con queso (pecorino romano, parmesano o grana padano) y yemas de huevo. Tendríamos que batir dos yemas con un huevo entero y juntarlo con 100 gramos de queso, hasta conseguir una masa pastosa, y cocinarla en la sartén junto a la pasta.
5 Cuidado con la pasta fresca
La pasta que encontramos en los supermercados no es fresca: lleva fecha de caducidad y se ha mantenido dentro de un paquete durante días (o quizá meses), por lo que es ridículo pensar que la pasta que comemos a diario es fresca.
Si queremos pasta fresca, tendremos que hacerla nosotros mismos. Sin embargo, que nuestras pastas lleven algunos días en la nevera o su tiempo empaquetadas no significa que tengan que estar malas: simplemente debemos saber cuál elegir. Las marcas que llegan a España desde Italia son buenas, y generalmente, las marcas blancas tienen un punto de cocinado más rápido.