2,3 millones de euros. Esa es el precio por el que Aleexandra Kefren, una joven rumana de 18 años afincada en Reino Unido, ha terminado vendiendo su virginidad. En una noticia que ha escandalizado a todos los británicos, la joven ha conseguido redoblar su primera oferta, en la que se contentaba con un millón.
El interesado en pagar tal suma de dinero ha sido un empresario de Hong Kong que, no contento con la cifra inicial, prefirió doblar la cantidad sin ningún tipo de pudor. Aleexandra, que ha calificado como "agradable" al interesado, llega a este punto después de haberse visto rodeada por la polémica durante meses.
La agencia Cinderella Escort ha mediado en todo el proceso, por el que se llevará una comisión del 20%. Mientras tanto, aún no ha trascendido ningún dato más sobre el empresario interesado, por lo que su identidad permanece en el anónimato y sujeta a especulaciones.
Al parecer, la joven había anunciado en la televisión británica su intención de vender su virginidad, pero con una causa: comprar una casa a sus padres, que iban a ser desahuciados en Rumanía.
Con lo que no contaba la joven es con que la noticia iba a circular como la pólvora e iba a llegar a oídos de sus progenitores. Ellos, rápidamente, corrieron a desmentir las palabras de su propia hija, quien les habría relatado su intención de acudir a Gran Bretaña, únicamente, para cumplir con su sueño: ser modelo. En ningún caso habían tenido constancia de que ella tenía la intención de vender su virginidad.
La familia ya anunció cuando tuvo supo la noticia que, si seguía hacia adelante con sus planes, terminaría renegando de ella, por lo que le pidieron que no continuase hacia adelante. Ella ha hecho caso omiso y aún no sabemos la reacción de sus padres, un oficial de policía y una encargada de una Farmacia, que cuentan con el sueldo típico de una familia de una clase media acomodada en Rumanía.
Aleexandra ha negado las acusaciones que la señalan como prostituta y en la televisión rumana Stiri, ha afirmado que ella es dueña de su cuerpo y que tiene derecho a hacer lo que le plazca.
Mientras tanto, ella se muestra contenta con su decisión: "vamos a ir a un hotel en Alemania, cenar y luego sucederá lo que tenga que suceder", ha declarado según recoge el diario DailyMail. "Tengo mucha curiosidad acerca del sexo. Nunca lo he experimentado. No sé lo que es", ha afirmado posteriormente.
Mientras tanto, la familia continúa afectada: "Toni -el padre- adora a su hija y está afectado por lo que ella quiere hacer. A cualquiera le sucedería lo mismo", ha declarado un amigo de la familia, que asegura que "él no puede entender por qué está haciendo esto. Ve que a cambiado mucho en su forma de ser y piensa que puede haber alguien detrás que está influyendo en su hija de una manera negativa".
¿Ha tomado Aleexandra esta decisión con plena liberad? ¿Sabe lo que está haciendo? ¿Hay que apoyarla por comportarse como dueña de su cuerpo o hay que censurarla por ejercer un mal ejemplo en los jóvenes? El debate está servido.