Enrique Tarrio, el cabecilla de la organización ultraderechista Proud Boys, de origen cubano, fue condenado el pasado martes 5 de septiembre a 22 años de prisión por el Distrito de Columbia. La sentencia se fundamenta en que fue "líder último de la conspiración" que terminó dando como resultado el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero de 2021.
Tras un juicio que duró 15 semanas, cinco miembros del grupo (Tarrio, Joe Biggs, Zachary Rehl, Ethan Nordean y Dominic Pezzola) fueron declarados culpables el pasado mes de mayo. Cuatro de ellos fueron acusados por delito de conspiración sediciosa, y los cinco por obstrucción de un procedimiento parlamentario (el traspaso del poder a Joe Biden tras haber ganado las elecciones frente a Donnald Trump). A Nordean le cayó una condena de 18 años; a Biggs, de 17; a Pezzola, 10; y a Rehl, 15.
El ataque tuvo comienzo a las 10:00 de la mañana, cuando varios miembros del grupo convocaron a unas 200 personas para ir desde la Elipse, al parque situado al sur de la Casa Blanca, para ir al Capitolio, saltándose una gran cantidad de barreras de seguridad. Ese mismo día, unas 10.000 personas fueron al Capitolio, y unas 800 entraron en el edificio. Al final del día hubo cinco muertos y cerca de 140 agentes heridos. A partir de aquí, más de 1.000 personas han sido arrestadas y 350 imputadas.
Condena récord para Tarrio
La sentencia del cabecilla de este grupo es la más alta de las que se han impuesto al resto de líderes del grupo nacionalista, además de las más altas de todos los implicados en los hechos.
La fiscalía llegó a pedir 33 años para Tarrio, y este martes a última hora de la tarde se tomó la decisión final, la cual no incluyó el agravante por terrorismo, a pesar de la petición por parte de la fiscalía. El abogado de Tarrio, Nayib Hassan, declaró que su cliente no era terrorista, sino un "patriota descarriado". La decisión debió haberse tomado el pasado miércoles, pero fue retrasada porque el juez del caso, Timothy J. Kelly, estuvo enfermo.
Según la fiscalía, "si no tenemos una transición pacífica el poder, no tenemos nada". Antes de que la condena se dictase, Tarrio habló y expresó su arrepentimiento por los hechos: "Los eventos del 6 de enero son algo que nunca debería ser celebrado", dijo. "Fueron una vergüenza nacional", concluyó.
El día 6 de enero, cuando sucedieron los hechos, el acusado no se encontraba en el lugar, sino que siguió el ataque por televisión a 60 kilómetros de distancia. Esto fue así porque la policía le prohibió entrar en Washington por quemar una bandera antirracista de Black Lives Matter de una iglesia. Sin embargo, dio instrucciones al resto de miembros de la organización sobre lo que debían hacer durante la marcha que convocó Trump con el lema "Stop the steal" ("Detengan el robo").
Uno de los acusados, Pezzola, fue el primero en entrar al edificio rompiendo una ventana con un escudo que quitó a un policía antidisturbios. Ese día, unos 150 policías resultaron heridos tras el ataque. "Espero poder disculparme algún día personalmente con ellos"; afirmó Tarrio, tras declarar que "siempre" ha tenido a las fuerzas del orden "un gran respeto". Según la defensa, "El plan de mi cliente no era ni destruir la propiedad ni asaltar a las fuerzas de seguridad".
"Siento profundamente lo que pasó aquel día (...) no puede haber lugar para la violencia política", afirmó Tarrio en su juicio. Además, se dirigió al juez: "Por favor, sea misericordioso". Recordemos de Donald Trump también se encuentra imputado en Washington y Georgia por sus intentos para revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.