A muchos les sigue pareciendo cosas de película apocalíptica o de ciencia ficción y niegan la evidencia del cambio climático para esconder otros intereses, como Donald Trump reduciendo en un 70% el presupuesto destinado a luchar contra él. Mientras tanto, el Ártico marca récord de pérdida de hielo flotante.
Las imágenes difundidas por la NASA no dejan luga a dudas mostrando una drástica reducción de la superficie helada del Ártico. Tras el fin de un invierno excesivamente cálido, su sólida extensión se ha recortado como nunca antes en los últimos 40 años.
Siguiendo su ciclo anual, el hielo se expande en invierno y se contrae en verano, pero este año ha habido que esperar hasta el 7 de marzo para que alcanzara el pico máximo, llegando a los 14,42 millones de kilómetos cuadrados congelados. Puede parecer grande, pero no lo es para el Ártico. Así, con una extensión cada vez menor en estas épocas, el mundo se dirige hacia un Polo Norte sin hielo en los veranos.
La capa máxima de hielo marino del Ártico ha disminuido en un promedio de 2,8 por ciento por década desde 1979
Algunos científicos ya señalan al 2030 como la fecha en que esto ocurrirá. Las consecuencias podrían ser fatales pues el hielo funciona como un espejo reflejando el calor y los rayos del Sol devolviéndolos a la atmósfera, por lo que sin él, el calentamiento global acelerará. Por su puesto, la vida en la región se verá gravemente afectada, como el caso de los osos, que no tendrán una superficie sobre la que permanecer.
Beneficio económico del cambio climático
El ártico se derrite, el cambio climático traerá terribles consecuencias, pero eso no es impedimento para que el ser humano trate de sacar beneficio económico de ello. Para ello ya se están realizando "cruceros helados" de lujo a bordo del Crystal Serenity con capacidad para más de mil pasajeros.
Precisamente es el deshielo lo que permite que se navege y el que se navegue supone la aceleración de su destrucción. Pero eso no importa si atendemos a que los pasajes cuestan entre 20.000 y 44.000 dólares. Aunque sus promotores se han esforzado porque el barco tenga el mínimo impacto posible en el medio ambiente -se utilizará un combustible bajo en azufre y las descargas de líquidos y basura se harán de forma controlada- el buque en sí mismo supone un impacto sin precedentes.