La purga de la comunidad LGTBI ejecutada por Ramzan Kadyrov en Chechenia continua hacia adelante. Alrededor de 40 personas han sido detenidas y dos han muerto tras la "nueva ola de persecución" que comenzó a finales de diciembre de 2018 y que cuenta con el amparo del Kremlin.
La represión se habría intensificado tras la detención del líder de un grupo en la red social rusa VKontakte, utilizado por los hombres homosexuales para comunicarse. Las autoridades han incautado todos los contactos de estos participantes y los han utilizado para identificar al colectivo.
El colectivo LGTBI ruso estuvo al tanto de la situación a principios de enero, cuando la persecución ya había comenzado. Sin embargo, las autoridades de Chechenia niegan que hayan atacado al colectivo homosexual.
Y es que las autoridades "no están dispuestas a detener esta persecución ni tampoco a reconocer que existen detenciones ilegales, torturas y asesinatos de personas LGTBI en Chechenia", tal y como afirma el colectivo. Para evitar al Gobierno checheno, se han reubicado a 150 personas en peligro, sin embargo la policía está haciendo "todos los esfuerzos posibles para evitar que las víctimas abandonen la región o se presenten en los tribunales en el futuro", dice el líder del grupo, Igor Kochetkov.
"Quitan los documentos de identidad, amenazan a las víctimas con procedimientos penales contra ellos o contra sus allegados y los obligan a firmar formularios en blanco", asegura el líder opositor.
Tras estos ataques, el medio de noticias ruso Meduza confirma que los activistas anónimos están alertando a sus miembros sobre los ataques. Los administradores recomiendan borrar la información de sus teléfonos, cambiar su número y destruir los dispositivos.
Toda esta ola de crímenes del Gobierno conservador proviene del presidente de la República de Chechenia, Ramzan Kadyrov. En 2017 afirmó que las personas homosexuales simplemente no existen: "En la sociedad chechena, no existen cosas como la orientación no tradicional".
Vladimir Putin no encuentra pruebas de maltrato en Chechenia
Las pocas denuncias por torturas y asesinatos que han podido interponer algunas víctimas han llegado hasta Rusia, donde Vladimir Putin respalda una investigación sobre esta persecución LGTBI en Chechenia. Sin embargo, las autoridades federales afirman que no encuentran pruebas de maltrato.
Putin ya contribuyó a este tipo de discriminaciones con su ley federal de 2013 en la que prohibía la "propaganda gay". Según indicó Human Rights Watch, esta medida tuvo "un efecto muy perjudicial en los niños LGTBI" y "contribuyó a una intensificación del estigma, el castigo y la violencia contra las personas LGTBI en Rusia".
Aún así, las palabras de Vladimir Putin siempre han intentado ser correctas: "Los homosexuales no se pueden sentir inferiores aquí por no hay discriminación personal, profesional o social contra ellos".
El grupo de Facebook Rusa LGBT, por su parte, califica estos eventos en Chechenia como "genocidio" y acusa al Gobierno ruso de "encubrir estas atrocidades".
Los testimonios de la víctimas de la 'purga gay' de 2017
Pero esta 'purga gay' no es nueva y ya en 2017 comenzaron con estas prácticas ocultas. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa afirma que la policía y los militares chechenos capturaron a varios hombres sospechosos de ser homosexuales y los torturaron con aparatos eléctricos.
También se alentaba a las familias para que los asesinaran. "O matas a tu hijo o lo haremos por ti", fue lo que le dijo un policía a unos padres, tal y como cuenta la propia víctima.
"Fui secuestrado y encerrado durante doce días en un sótano", contó una de las víctimas que actualmente se encuentra exiliado en Moscú por seguridad. "Me dijeron que no era un ser humano". Tal y como narra, le interrogaron, maltrataron físicamente y le obligaron a llamar a su pareja: "Pusieron una bolsa de plástico negra en mi cabeza y me apuntaron con una pistola. Me hicieron llamar a mi chico y decirle que viniera en coche. Al llegar, también lo secuestraron".
Otra de las víctimas, un joven gay de 25 años, afirma que la policía secreta de Chechenia le obligó a llamar a sus amigos para poder secuestrarlos y torturarlos: "La policía electrocutó a mis amigos, los golpeó, les negó comida y agua".
Los más afortunados han logrado encontrar asilo, pero tal y como afirma Joanna Kakissis, periodista de la Radio Nacional Pública de Estados Unidos, es difícil contactar con ellos o contabilizar cuál es el número exacto de exiliados. En los Países Bajos, por ejemplo, el Servicio de Inmigración no registra la orientación sexual, facilitando la ocultación de las víctimas.
