193 vidas humanas. Ese fue el coste de los atentados del 11 de marzo de 2004 que dejaron una dramática efeméride que, tras más de una década, nadie puede olvidar.
El estallido de los artefactos explosivos se produjo entre las 7.36 y las 7.40 de la madrugada, en plena hora punta. Afectaron a las estaciones de Cercanías de El Pozo y Santa Eugenia, en Vallecas (el Corredor del Henares es una de las líneas más masificadas) y en la estación de Atocha. Una decena de bombas colocadas estratégicamente en convoys repletos de gente.
Esta última estación, Atocha, sufrió el ataque de mayores dimensiones. El apeadero es el punto de confluencia de todas las líneas de la región, por lo que pueden imaginar el tránsito de viajeros en estas horas críticas. Únicamente el retraso del tren que portaba la bomba, permitió que la explosión se produjera a la salida de los andenes y se evitase una tragedia de proporciones imprevisibles.
El 11-M supuso, sin duda, un punto de inflexión en la vida social y política de España. En Los Replicantes, en virtud del aniversario de este cobarde ataque, queremos recopilar en seis puntos qué supuso este ataque que se cobró la vida de casi dos centenares de personas.
1 Activación del salafismo en Europa y primer atentado suicida
Las redes yihadistas ya habían señalado a Europa como un objetivo prioritario, lo que había despertado cierta alarma en las autoridades tras los atentados del 11-S. Las amenazas nunca se habían materializado... hasta el momento.
España ya había sufrido un ataque yihadista en 1985, en el Restaurante El Descanso, que se cobró la vida de 18 personas. El atentado se produjo en las vísperas del presidente estadounidense Ronald Reagan a España.
El ataque había supuesto el atentado más duro en España tras los atentados de Hipercor, pero su investigación cayó poco a poco en el olvido. Las redes extremistas habían permanecido como células durmientes. Sin embargo, tras el 11-M se reactivaron. La Policía sospechó de Mustafá Setmarian Nasar, un ciudadano sirio con residencia en España, y posible autor material de ambos atentados.
El 11-M representó el primer ataque de gran magnitud del salafismo en Europa y también, el primer ataque suicida. El 3 de abril, cuatro de los participantes en el atentado se inmolaron en la vecina localidad de Leganés y mataron a un GEO, el primero en 36 años de historia, que se incorporó como la víctima 193 del 11-M.
Tras los ataques en el Cercanías, se sucedieron los ataques del 7-J de 2005 en Londres con 56 muertos, los atentados suicidas del 12-D de 2010 en Estocolmo con dos heridos o el 18-J de 2012 en Burgas, Bulgaria (centro de operaciones en Europa) con nueve muertos. Fue el desencadenante del salafismo en el Viejo Continente que, como pueden comprobar, trajo consecuencias devastadoras.
A partir de entonces, y con el avispero sirio en alza, el Daesh minó las filas de Al-Qaeda y cambió el modus operandi por atentados de menor magnitud pero continuados en el tiempo.
2 Inicio del declive de ETA
El atentado del 11-M supuso un punto de inflexión para el terrorismo de ETA. La banda terrorista continuaba con sus ataques y con cierto apoyo entre sus filas. Sin embargo, la alta magnitud de los atentados de Madrid provocaron cierto rechazo a la hora de comprobar el gran daño que producen estas acciones.
Tras aquellos sucesos, los ataques más pronunciados de ETA se produjeron el 7 de marzo con el asesinato del concejal socialista Isaías Carrasco y el atentado de la T4, con dos muertos y, que sin duda, remitió al 11-M por su magnitud.
A partir de entonces, el asesinato de un policía francés el 17 de marzo de 2010 terminó por desembocar un año después en el fin de la actividad armada y, ahora, en la posible disolución de esta organización terrorista.
3 La enérgica condena en las calles
Pocas manifestaciones han llegado al corazón de todos los españoles y han evidenciado un acto de repulsa tan evidente. Aludiendo a las movilizaciones contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco o el rechazo a la guerra de Irak; la sucesión de concentraciones en toda España permitió realizar una demostración de fuerza y condena unánime del terrorismo.
De paso, volviendo al punto dos de este artículo, España demostró su repulsa a un terrorismo que había sufrido durante todo el período democrático.
4 La pérdida de poder del Partido Popular y Guerra de Irak
La participación de España en la Guerra de Irak y la fotografía de la Cumbre de las Azores fue la maldición del Partido Popular de Aznar de cara a las elecciones del 14 de marzo de 2004.
El Ejecutivo se reafirmó en que la autoría del atentado partía de la banda terrorista ETA. Sin embargo, la prensa y las investigaciones policiales eran contundentes: el ataque no mantenía el modus operandi de ETA, el explosivo no era el que tradicionalmente se utilizaba por la banda terrorista y la aparición de una cinta dentro de una furgoneta en la que Al Qaeda firmaba la autoría, dejaban patente que aquella teoría era falsa.
El PP, sin embargo, temía que el 11-M se relacionara como una consecuencia de la participación en Irak y mintió a todos los españoles a pesar de tener conocimiento de las verdaderas circunstancias.
Estos hechos terminaron en un rechazo a la actitud del gobierno y derivaron en la victoria del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, al que las encuestas situaban en la oposición. Tres legislaturas después, Rajoy, al que derrotó en las urnas, finalmente accedió al poder.
5 La división entre asociaciones de víctimas
La inesperada victoria de José Luis Rodríguez Zapatero supuso un duro golpe entre los sectores conservadores del país. Lejos de aceptar el resultado, algunos medios de comunicación se dedicaron a alimentar una teoría de la conspiración en la que, literalmente, se dejaba entrever un presunto golpe de Estado para cambiar el gobierno.
Según esta teoría, los servicios secretos colocaron las bombas e intentaron hundir al PP para que José Luis Rodríguez Zapatero alcanzara el poder.
A diferencia de lo que sucede en el resto de países, las víctimas comenzaron a dividirse y las asociaciones iniciaron una especie de guerra fría que, aún, sigue activa. Destacan aquí la Asociación de Víctimas del Terrorismo, liderada entonces por Francisco José Alcaraz (vinculado a Hazte Oír) que apoyo las teorías de la conspiración por completo.
Por otro lado, se situó Pilar Manjón, con la organización 11-M Afectados del Terrorismo, que abogaba por Al-Qaeda y que pidió que nadie hiciera uso político de un ataque que se cobró la vida de 193 personas. Durante años, ambas asociaciones organizaron actos separados para honrar a las víctimas.
6 La fijación de Al-Qaeda con España y el discurso de Al Ándalus
El discurso de Al-Qaeda siempre señaló a España, pero la consumación del 11-M supuso un soplo de aire fresco para una organización que defendía la 'reconquista' de Al-Ándalus en virtud de la entrada de los musulmanes por la fuerza en el año 711.
Su reivindicación también ha sido recogida por el sucesor Daesh, que también ha atentado en España, el pasado 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, dejando un total de 13 muertos.
BONUS ¿Qué es el salafismo y por qué no representa al Islam?
El salafismo, una secta minoritaria del Islam y que no se puede vincular a la mayoría de los creyentes, es la responsable de los atentados yihadistas que, en realidad, se cobran la mayoría de vidas entre sus fieles.
De carácter sunnita, los salafistas apuestan por revisar los fundamentos religiosos del islam original, el refuerzo de las tradiciones de la comunidad musulmana y la formación de una especie de estado 'panislámico' en el que se imponga la visión más rigorista de esta religión.
No representan a la mayoría de los musulmanes, pero su capacidad de ataque ha supuesto unas consecuencias dramáticas para todas las personas que han sido víctimas de su ideología.