Como si un tópico propiamente intrínseco al cine de Hollywood se tratase, la muerte de las jóvenes promesas es algo de lo que la industria no se ha podido desprender nunca, ni parece que sea algo que pueda llegar a pasar. Nombres como los de James Dean, River Phoenix, Brandon Lee o Heather O'Rourke son tan solo algunos de estrellas que, en la flor de su carrera (o en su tierna infancia, teniendo en cuenta el fatal desenlace para la eterna Carol Anne de 'Poltergeist'), perecieron dejando en shock al mundo entero.
El 22 de enero de 2008 una terrible noticia sacudía todos los tabloides e informativos: Heath Ledger era encontrado inconsciente en la cama de su apartamento del SoHo de Manhattan. En menos de una hora, el actor era declarado muerto. Se acababa de ir uno de los rostros con mayor proyección de su generación. Y como viene siendo habitual en este tipo de casos, lo hacía estando en uno de los puntos más álgidos (sino el que más) de su trayectoria. La ingesta de varios medicamentos y antidepresivos fue la que causó el cóctel mortal que acabó con la vida de Ledger, de 28 años de edad.
El verano de ese mismo año se estrenaría 'El Caballero Oscuro', segunda parte de la trilogía de Batman de Christopher Nolan, la primera de las dos películas que se estrenaron con Heath Ledger como protagonista. El reconocimiento en ambos films le llegó de forma póstuma, y eso no fue otra cosa que el broche de oro a una carrera que había comenzado a despuntar poco antes de su repentina muerte.
Una trayectoria in crescendo
Nacido en Australia el 4 de abril de 1979, Ledger había comenzado a trabajar como actor a los 14 años, convirtiéndose a partir de entonces en un rostro conocido por los televidentes australianos. Encadenando cuatro series de televisión hasta 1997, fue en 1999 cuando llegó su presentación para todo el mundo. Tenía 20 años y, como viene siendo habitual en la carrera de todo actor que se precie, fue un título destinado al público adolescente el que le abrió las puertas de Hollywood. La película en cuestión era '10 razones para odiarte', aquella en la que se convertía en el objeto amoroso de Julia Stiles y en la que compartió protagonismo con Joseph Gordon-Levitt.
Con la llegada del nuevo siglo, y dispuesto a no quedar encasillado como un rostro bonito que había llegado desde Australia para protagonizar las películas románticas de turno, el actor empezó a compaginar en su carrera la aparición en títulos de época con otros de corte más autoral. Tan pronto era el hijo de Mel Gibson en 'El Patriota', como se convertía en uno de los protagonistas de 'Monster's Ball', el oscarizado título de Marc Forster, en el mismo año en el que a ritmo de Queen le ponía rostro al William Thatcher de 'Destino de caballero'. Su nombre ya figuraba junto al de otros intérpretes de su generación y al de otros ya consagrados, y para muestra están 'Las cuatro plumas', junto a Kate Hudson y Wes Bentley; o 'Ned Kelly (Comienza la leyenda)', con Orlando Bloom, Naomi Watts y Geoffrey Rush.
El año de su consagración
En 2005, Catherine Hardwicke, directora de la película de culto 'Thirteen', contó con él como uno de los actores principales para 'Los amos de Dogtown'. Ese mismo año fueron cuatro los largometrajes estrenados en salas que contaron conHeath Ledger como protagonista. Tan pronto estaba en un título de corte indie basado en hechos reales sobre unos jóvenes surferos que se hicieron famosos en los 70 ('Los amos de Dogtown'), como continuaba prodigándose en películas de época, aunque todas y cada una de ellas con bastantes diferencias.
En 'El secreto de los Hermanos Grimm' se ponía a las órdenes de Terry Gilliam para interpretar a uno de los famosos escritores en un ejemplo de fantasía steampunk donde compartió cartel con Matt Damon y Monica Bellucci. En 'Casanova', pasaba a ser la enésima encarnación del seductor más famoso de todos los tiempos, pese a que el título dirigido por Lasse Hallström no lograse embaucar a público y crítica del mismo modo en que lo había hecho el título homónimo de Fellini en 1976. Sin ningún ápice de duda, fue gracias a 'Brokeback Mountain' con la que la trayectoria de Ledger alcanzó un punto de no retorno: definitivamente, había pasado de ser un actor solvente a ser uno de primera fila.
Ang Lee confió en él y Jake Gyllenhaal para que encarnasen a Ennis del Mar y Jack Twist, dos granjeros que en el verano de 1963 vivirán una apasionada historia de amor. La película escandalizó a homófobos y llegó a los Oscar (con el revuelo mediático que eso suponía), consiguiendo tan solo tres de las estatuillas de las ocho a las que había estado nominada (sí, el año en el que 'Crash' le robó el premio). Entre ellas, se encontraba la primera nominación a Heath Ledger como Mejor Actor, premio que esa noche acabó recayendo sobre Phillip Seymour Hoffman y su magnánima interpretación en 'Capote'.
Y de repente, la oscuridad
Tras pasearse por las alfombras rojas de medio mundo con 'Brokeback Mountain', el actor regresó momentáneamente a su Australia natal para participar en 'Candy', historia de dos jóvenes enamorados que sumaban a su pasional relación la destrucción causada por culpa de la heroína. En 2007, el actor confesaba en una entrevista a The New York Times sus problemas de insomnio, derivados de haber concatenado los dos trabajos más duros de toda su carrera: 'I'm Not There' y 'El Caballero Oscuro'.
La primera de ellas, dirigida por Todd Haynes, era el retrato biográfico de Bob Dylan, cuya trayectoria era representada por siete actores diferentes en diferentes momentos de su vida. En la segunda, se convertía en uno de los mejores villanos que ha dado la historia del cine, ya que es en su interpretación del Joker donde el actor dejaba claro que había nacido para interpretar ese papel.
Mucho se ha escrito sobre el impacto que pudo causar su total inmersión en el papel del archienemigo de Batman para el film de Nolan. Se dice que estuvo semanas viviendo solo en una habitación de hotel para enfrascarse en el personaje, para el cual se le había aconsejado tomar como principal referente 'La naranja mecánica' de Kubrick. Ledger dotó a su Joker de un carácter puramente esquizofrénico, con el que el director quedó fascinado desde un primer momento y dejó que el actor hiciese todo lo que le surgiese de las entrañas para elaborarlo.
Apenas habían pasado dos meses tras la finalización del rodaje cuando el actor fallecía.
Consternación y reconocimientos póstumos
La noticia cayó como un jarro de agua fría y fue una fuente inagotable de noticias para los tabloides de todo el mundo. La prensa puso el punto de mira sobre Michelle Williams, pareja del actor entre 2004 y septiembre de 2007, y madre de la única hija del australiano, Matilda Rose Ledger, nacida en 2005.
'I'm Not There' llegó a las salas de cine de gran parte del mundo una vez que el actor ya no se encontraba entre nosotros, lo mismo que pasó con 'El Caballero Oscuro'. Con esta, público y crítica alabaron la total entrega de Ledger y su legado, por eso estuvo cantado desde el minuto cero que la nominación póstuma al Oscar al Mejor Actor, reconocería el talento de una estrella que se había apagado demasiado pronto.
Pero estas no fueron las dos únicas películas de las que el actor no pudo contemplar sus frutos en forma de éxito. A finales de 2007 había comenzado la producción de 'El imaginario del Doctor Parnassus', la que sería la segunda colaboración de Heath Ledger con Terry Gilliam, y para la que tan solo había rodado una pequeña parte. El rodaje de la película se vio paralizado por culpa de tan trágica noticia, y el propio realizador dio por finiquitado el proyecto, pues sin Ledger no podía salir adelante. Meses más tarde, el papel del actor pasó a ser interpretado por Jude Law, Colin Farrell y Johnny Depp, quienes encarnaron a versiones físicamente diferentes del personaje de Tony, en lo que supuso uno de los homenajes hechos por compañeros de profesión más emotivos del cine reciente.
Diez años después de su muerte, su nombre no solo es uno de los que siempre suenan cuando se habla de actores y actrices que perdieron la vida demasiado jóvenes, sino que ha pasado a ser parte de la cultura popular gracias a una de las mejores y más desgarradoras interpretaciones de todos los tiempos. Porque quién le iba a decir a Ledger cuando aterrizó en Hollywood que su nombre acabaría convertido en leyenda gracias a un mítico personaje de cómic. Lo que sí queda claro es que el actor siempre fue consciente de todo su potencial artístico, el cual nos perdimos demasiado pronto y del que hoy tan solo nos queda su legado, en forma de ecléctica a la par que interesante filmografía.