Un grupo de jóvenes que se hacían llamar los "indignados" salieron a la calle para expresar su hartazgo de la clase política un 15 de mayo de 2011. Sus objetivos eran renovar la democracia y reformar España en medio de una enorme crisis económica a un lugar en el que hubiera espacio para el desarrollo de los jóvenes.
Miles de "indignados" tomaron las plazas de las principales ciudades españolas en 2011 para acampar y protestar de manera pacífica por el sistema político de aquel momento. El mundo entero se hizo eco de las protestas.
Causas del 15-M
La crisis financiera del 2008, junto a la percepción de que las políticas de austeridad para paliarlas eran injustas y contraproducentes, y las decenas de casos de corrupción que cubrían el panorama informativo, crearon las condiciones perfectas para esta protesta pacífica que dio la vuelta al mundo. A todo esto hay que añadir además los datos de paro en jóvenes y la reducción de la clase media.
Diez años después, es inneglable que el panorama político ha cambiado mucho, pero no de la manera en la que esos jóvenes habrían llegado a pensar. Fueron los fundadores de Podemos quienes aprovecharon el 15-M para crear un partido político que recogiera las inquietudes de los jóvenes. Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, al ritmo de "sí se puede" fueron los principales abanderados del movimiento que pretendía acabar con el bipartidismo.
La llamada "nueva política española" hizo temblar en un primer momento al PP y al PSOE, que llevaban más de diez años turnándose en el poder. Si bien es cierto que han aparecido más partidos políticos, son los socialistas y los populares los que siguen liderando la mayoría de las elecciones.
¿Qué supuso el 15-M?
Entre 2011 y 2014 surgieron nuevos grupos políticos que pretendían ser una alternativa al bipartidismo. Se creó Podemos, VOX surgió de una escisión del PP y Ciudadanos dio un salto desde Cataluña al panorama nacional. Ofrecían una nueva oferta política en contraposición a los "viejos partidos".
En 2015, Podemos y Ciudadanos habían conseguido representación a nivel autonómico, local y nacional. En este punto los partidos minoritarios que llevaban años en el Congreso se vieron amenazados. Izquierda Unida se unió a Podemos y UPyD desapareció definitivamente.
El bipartidismo, que había sido clave para consolidar la transición democrática, acabó y comenzó entonces la etapa multipartidista. Desde ese momento, el panorama político ha ido variando. Actualmente, no solo Podemos y Ciudadanos tienen representación el Congreso, sino que también han llegado los diputados de VOX y Más País.
Una sociedad crispada
Los libros de historia del futuro hablarán sobre una época muy intensa y acelerada, en la que los resultados electorales cambiaban en cuestión de meses. Íñigo Errejón creó su propio partido, Más País, separándose de Podemos, que ahora también ha perdido a Pablo Iglesias. Ciudadanos suma fracaso tras fracaso, a nivel nacional y autonómico, que amenazan su supervivencia.
Por otro lado, la fuerza de extrema derecha VOX, liderada por Santiago Abascal, parece ir ganando apoyos en los últimos años. En las elecciones generales de 2015 apenas tenía 600.000 votos, en 2019, 3,5 millones.
La nueva política no ha dejado de ser una adaptación de la vieja política en un contexto totalmente distinto. Las últimas elecciones a la Comunidad de Madrid han demostrado lo que lleva años cociéndose: que la política se ha convertido en un espectáculo. La búsqueda de los likes, de giros de guion forzados ha provocado una polarización en la sociedad que cada vez es más latente.
Nos encontramos de nuevo en otra crisis económica provocada por la Covid, los jóvenes siguen estando en condiciones laborales precarias, la clase media se reduce mientras partidos de ultraderecha como VOX ganan popularidad a lo largo y ancho del país. Diez años después nos preguntamos, ¿sirvió realmente de algo el 15-M?
