"Prefiero que mis perritos coman carne de esas mujeres a que ellas sigan respirando mí mismo oxígeno. Mil veces que coman los perritos y las ratas a que ellas sigan caminando por ahí", confesaba Juan Carlos, el más conocido monstruo de Ecatepec, en el vídeo del interrogatorio que se ha filtrado. La sociedad mexicana ya comienza a tildar ese suceso como uno de los asesinos en series más sanguinarios de la historia de México.
Juan Carlos, antes de comenzar el rito de cacería su mujer, Patricia, se llevaba a sus cuatro hijos a otra habitación para que no escucharan todo lo que iba a sucedía. Las mujeres que allí entraban no les daba apenas tiempo de reaccionar cuando él las retenía, para instantes después degollarlas y violarlas. Cuando terminaba, las descuartizaba y colocaba sus órganos en frascos con formol. Una escena espeluznante que parece ser digna de una película de terror de 'serie B'.
Posteriormente cortaba los cuerpos sin vida de las mujeres asesinadas con una precisión de cirujano para, instantes después, echar los restos de carne humana a sus perros hambrientos y, por otro lado, los huesos y ciertos órganos los utilizaba para venderlos a los diferentes santeros del Mercado de Sonora, al sureste del centro de Ciudad de México. Todo esto realizado a sangre fría con la ayuda de su mujer, Patricia.
Una vida normal en la que escondía un terrorífico secreto
Como ocurre en muchos casos de asesinos en serie, su vida era asombrosamente normal y sus vecinos tenía muy difícil sospechar de tales atrocidades que se realizaban a escasos metros de sus casas; de ahí, el asombro de su barrio en la localidad de Ecatepec. Una vida tan cotidiana la deJuan Carlos, de 38 años, y Patricia, de 44, que regentaban un pequeño negocio de venta online de productos tales como ropa, perfumes y teléfonos móviles. Sin embargo, lo que realmente escondían en su domicilio se podía asemejar a un capítulo sangriento de 'American Horror Story'.
Su modus operandi era el siguiente: el negocio con las clientas se realizaba normalmente en la calle, sin embargo, algunas ocasiones, cuando lo consideraba Juan Carlos, las mujeres eran llamadas al domicilio de la pareja para finiquitar la transacción. Patricia establecía el primer contacto para que la víctima se sintiera como en casa; en ese, momento, entraba en acción el monstruo de Ecatepec para perpetrar el cruento asesinato.
¿Un asesino nace o se hace?
Es muy difícil entrar en la cabeza de un asesino en serie de estas características. Solo un experimentado psicólogo criminal sería capaz de diseccionar una mente tan perversa; aun así, siempre surge la pregunta: ¿un asesino nace o se hace? En este caso y, según las investigaciones, Juan Carlos sufrió ciertos maltratos psicológicos y físicos que le llevaron a convertirse en el monstruo de Ecatepec.
Juan Carlos a la temprana edad de 10 años fue víctima de abusos sexuales por parte de una mujer que le cuidaba cuando sus padres no estaban en casa. Sin embargo, todo ello empeoraba cuando su madre le obliga a observar cómo mantenía relaciones sexuales con diferentes hombres.
Su estado mental se agravó cuando sufrió una caída desde un segundo piso que, aunque sobrevivió, le dejó secuelas que le acompañan en su cabeza desde entonces: "Un perro negro" que "siempre ha sido el mismo, yo lo veo y no estoy loco", confesaba a la policía durante su interrogatorio posterior a su detención.
Los psicólogos han determinado en sus análisis que Juan Carlos sufre "un trastorno mental de tipo psicótico y alteraciones de personalidad", aunque señalan que sus instintos homicidas no se "despertaron" hasta que Mónica, su primera novia, le abandonará por otra persona. Su vida y su trastorno mental han llevado al monstruo de Ecatepec a odiar profundamente a las mujeres, ya que según él está limpiando el "mundo de porquería". "Las maté por bonitas y por odio a las mujeres", sentenciaba el asesino en su interrogatorio.
El nexo común entre tres jóvenes desaparecidas le puso en el disparadero
Su captura por parte de la Policía Local del monstruo de Ecatepec vino por una conexión común entre tres jóvenes desaparecidas, lo que logró poner bajo vigilancia a él y a su mujer. Ese nexo que los puso tras su pista fue que las chicas mantuvieron contacto telefónico con Patricia. Un error.
La locura sangrienta y asesina se terminó este octubre cuando la Policía decidió arrestarlos cuando él y su mujer paseaban con un carrito de bebé tapado con una manta. Los agentes se quedaron asombrados cuando al retirar la pequeña sábana encontraron restos humanos recientes, de los cuales se iban a deshacer. Sin oponer resistencias, Juan Carlos y Patricia, quedaron detenidos.
Sin embargo, lo que se encontraron dentro de la casa sí que era un verdadero museo de los horrores. Según fuentes de la Fiscalía mexicana hallaron en el interior "ocho cubetas, con capacidad para 20 litros cada una, en las que se encontraban cadáveres tapados con cemento" y, además "en un refrigerador fueron ubicados más restos congelados, envueltos en bolsas plástico". Hay que añadir que según ha ido avanzando la investigación, los detectives y la Policía han hallado más restos humanos en otra vivienda y en dos solares abandonados.
Un asesino en serie orgulloso de lo que ha hecho
"Es un tema de orgullo, nos da estos datos con ganas de salir en la foto, que la gente lo conozca, es un asesino serial", declaraba el fiscal Jaime Gómez Sánchez. Juan Carlos ha confesado más de 20 casos en los que ha asesinado a una mujer.
El monstruo de Ecatepec se siente orgulloso de lo que ha hecho y, por lo tanto, no muestra ningún síntoma de arrepentimiento. "No creo salir de ésta, pero si salgo, de una vez le digo a los patrones, voy a seguir matando mujeres", afirmaba a sus interrogadores.
Las autoridades todavía están con la dificultosa tarea de identificar todos los restos humanos encontrado hasta la fecha. Muchas familias ya han hallado la trágica respuesta a la desaparición de sus seres queridos y amigos.